III – Pliegos Alemanes

Alemanes

Alemanes

Los países alemanes y en particular Prusia se pueden considerar como el segundo territorio europeo productor de estampería popular en general y de pliegos de soldados en particular después de Francia. Ryan (1995) señalaría nada menos que 75 ciudades alemanas dedicadas a la estampación de “soldatenbilderbogen” entre los inicios del XIX y 1945. Entre éstas, los centros productores más significativos fueron Nurenberg, Berlín, Neuruppin, Mainz, Esslingen y Sorau.

Nurenberg con las firmas Trautner y su sucesor Friedrich Campe se puede considerar como el núcleo estampero más antiguo remontándose sus pliegos a la primera década del ochocientos.

En Berlín la casa Winckelmann & Söhne imprimiría hermosísimas láminas de temática costumbrista y militar alrededor de 1840.

Pero sin ninguna duda los grandes centros estamperos de soldados alemanes fueron Esslingen, Mainz, Neuruppin y Sorau.

Aunque algunos estudiosos del pliego de soldados se suelen referir a Esslingen, una pequeña ciudad cercana a Stuttgart, como la Epinal alemana, nuestra opinión es que, cualquiera de estas cuatro ciudades se pueden considerar como lugares claramente emblemáticos en este campo de la estampería popular europea. Es más, alguna de ellas como Neuruppin suele constituir la denominación genérica de recortables y estampas bajo el rótulo de “neuruppiners”. Las cuatro hunden sus raíces en las primeras décadas del XIX para durar hasta 1944 o 1945, con un recorrido que supera los 100 años de la casa Pellerin de Epinal.

Los pliegos alemanes se van a caracterizar en general, por dos características formales diferenciadas de los franceses. Por un lado la impresión en una magnífica cromolitografía nunca superada por la estampería gala. En segundo lugar un tamaño mayor que superaría los canónicos 30×40 franceses y que en general, llegan a los 33×43 cm. Pliegos además que a partir de 1900 presentan un soporte acartonado con un gramaje superior al finísimo papel de los recortables de Epinal o Wissembourg.
Por otra parte, y  al igual que las grandes firmas francesas, los pliegos y la estampería  germana funcionarán como los grandes resonadores iconográficos de los acontecimientos políticos y militares más relevantes en Alemania; desde las barricadas de 1848 hasta el triunfo del nazismo, pasando por la guerra franco-prusiana.

Estas cuatro ciudades albergarán las cinco grandes marcas de recortables de soldados alemanes. En Esslingen, la firma Jacob Friedrich Schreiber que iniciaría su actividad estampera alrededor de 1831 para imprimir sus primeros pliegos de soldados en 1844. Los sucesores del fundador bajo la rúbrica “Verlag von J. F. Schreiber in Esslingen” desarrollarán la edición masiva de soldatenbogen a partir de 1867 según grandes planchas apaisadas de tamaño 43,5×33 cm. Alrededor de 1900 la anterior firma se transforma en  “J.F.S.i E” admitiendo diversos formatos en donde junto al de 43,5×33 se utilizaría un tamaño intermedio de 36,5×30 cm tanto en formato horizontal como vertical, más otro en DINA 5 (18×15 o 20×15-16)) que en ocasiones fue bastante utilizado como soporte publicitario para artículos de alimentación, zapatos y ropa infantil muchas veces sin ninguna firma o incluyendo un complicado logotipo circular difícilmente legible, con las letras J F S y E en su interior. Mientras que la producción de esta firma en el campo de los pliegos de soldados finalizaría en 1944 la de temática civil y construcciones se mantiene aún en nuestros días. A  Schreiber, le debemos los primeros pliegos visibles por las dos caras (pecho con espalda) los “doppelfeitige” junto a los impresos por el anverso y reverso del pliego al modo de las planchas “PRO PATRIA francesas más una preciosa y poco conocida serie de G. Gerardin (Paris) y las españolas del “Toro” y Fournier.

En Sorau un pueblecito situado al sureste de Berlín al filo de la frontera con Polonia (actualmente es una ciudad polaca llamada Zary) se encontraba la casa RAPI, denominación que resulta un acrónimo de las dos familias propietarias, los Rauert y los Pittius, desde aproximadante la segunda década del ochocientos. Si bien puede que imprimieron pliegos de soldados desde finales del XIX, la estampación masiva de esta firma –bajo la rúbrica RAPI – y probablemente, la de mayor calidad surge con la Guerra del 14 con 3 cuadernillos de 6 pliegos cada uno. Dos de ellos dedicados a las tropas de la Guardia Imperial y otro a las nuevas unidades con casco de acero del Reichsheer para cobrar un gran impulso alrededor de 1930 editando  la denominada Serie “S” (tipografía en negro) dedicada al ejército del III Reich y a las milicias nacionalsocialistas más un pequeño conjunto de pliegos centrados en los ejércitos aliados; formando todo ello, un conjunto de más de cerca de 50  piezas que, a pesar o más allá de su contenido ideológico-propagandístico, presentan una gran belleza gráfica, siendo en la actualidad muy difíciles de encontrar por los coleccionistas.

Neuruppin, otra pequeña ciudad de la Prusia Oriental a 50 kilómetros al Norte de Berlín constituyó otro importante núcleo impresor de recortables de soldados y de estampería popular albergando dos reseñables firmas, la de Gustav Kühn y la de Oehmigke & Riemschneider. Ambas impresoras de soldados desde 1840 hasta 1945 la primera, y probablemente hasta 1920, la segunda. A partir de 1914 se hace difícil la identificación de estas marcas por la sustitución del nombre de la firma por diversos logotipos y acrónimos.

Por último, en Mainz tendríamos la estampería de los Scholz, cuyo fundador Joseph Carl Scholz (1768-1832) inauguraría la estampación de pliegos costumbristas y religiosos hacia 1829 siendo sus sucesores los que inician la producción soldadesca mucho más tarde, quizá no mucho antes de 1870 para ser continuada hasta 1944. De su inmensa producción de pliegos destacan los emitidos con ocasión de las guerras mundiales y la serie de 1870-1880  dedicada a la guerra franco-prusiana. Al igual que las anteriormente mencionadas impresoras de Neuruppin la identificación de los pliegos de Scholz será una tarea complicada; incluso casi laberíntica al combinarse acrónimos de enrevesada lectura con logotipos y tipografías que solamente un coleccionista muy avisado sabría descifrar. De estas series merece la pena destacar una, que nosotros hemos denominado «del punto negro» consistente en un logotipo con las letras J, S y M entrelazadas, y un punto negro en la parte superior que en una vista ampliada resulta ser la cabecita de un niño. En nuestro libro «Imperios de papel» hemos intentado una cierta explanación de esta hermosa serie con un inventario aproximado de los pliegos que la componen

© Rafael de Francisco

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